Nuevas variedades de manzanas para sidra: una revolución en el Alto Valle.audio
En los últimos años, el mundo de la sidra ha comenzado a experimentar una verdadera transformación en el Alto Valle de Río Negro. Lo que alguna vez fue una bebida asociada principalmente a celebraciones, hoy está ganando terreno en el mercado de las bebidas artesanales, gracias a la dedicación de productores locales que buscan innovar y diferenciarse. En el centro de esta revolución se encuentra un proyecto clave liderado por el INTA Alto Valle, donde se han identificado variedades no tradicionales de manzana con gran potencial sidrero.
Verónica De Angelis, investigadora del INTA, dialogó con este medio y compartió detalles sobre el trabajo que han realizado en la identificación de variedades de manzanas que prometen marcar un antes y un después en la producción de sidra artesanal en la región. “Todo comenzó cuando vimos que había una demanda creciente de elaboradores locales por contar con variedades de manzana específicas para sidra, ya que las que tradicionalmente se usan están destinadas al consumo en fresco y no siempre ofrecen las características deseadas para una sidra de calidad”, explicó De Angelis.
Un trabajo de años
El proyecto, que nació de la necesidad de diversificar las variedades utilizadas en la sidra, tomó cinco años de intenso trabajo y fue posible gracias a los materiales conservados en el Banco de Germoplasma del INTA Alto Valle. Allí, se identificaron cultivares que se caracterizan por tener una alta acidez y un elevado contenido de polifenoles, elementos fundamentales para lograr una sidra con mayor cuerpo, astringencia y aromas intensos.
De la investigación a la práctica
Uno de los aspectos más innovadores de este proyecto es la estrecha colaboración que el INTA mantiene con productores locales, artesanos de la sidra que ya han comenzado a experimentar con estas nuevas variedades. “Actualmente estamos trabajando junto a elaboradores y otras instituciones locales, como la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) y el Centro de Formación Profesional Agropecuaria (CFPA Nº2), para realizar micro fermentaciones y estudiar cómo estas manzanas se comportan durante el proceso de elaboración”, indicó la investigadora.
Estas microfermentaciones permiten evaluar el potencial de cada variedad y analizar cómo responden durante el proceso de producción, lo que facilita a los elaboradores la creación de sidras más complejas y adaptadas a los gustos del consumidor actual.
Un futuro prometedor para la sidra artesanal
La inscripción de estas nuevas variedades en el Registro Nacional de Cultivares del INASE no solo abre una puerta de oportunidades para los productores locales, sino que también posiciona a Río Negro como una región clave en la producción de sidra artesanal en Argentina.
En un contexto en el que los consumidores valoran cada vez más la calidad y la autenticidad, la posibilidad de contar con una amplia gama de variedades de manzana específicamente seleccionadas para la elaboración de sidra puede marcar una diferencia significativa para los productores artesanales de la región.