Tierra del Fuego le pone un freno al ingreso de carne con hueso y abre un debate que inquieta a toda la Patagonia

El fallo de una jueza federal en Río Grande, que suspendió por 30 días la flexibilización de la barrera sanitaria en Tierra del Fuego, trajo alivio a los productores locales y encendió a la vez una discusión mayor: qué está en juego cuando se abre la puerta a que la Patagonia pierda su estatus de “zona libre de aftosa sin vacunación”.
La decisión, firmada por la magistrada Mariel Borruto, responde a un recurso de la Asociación Rural de Tierra del Fuego contra la resolución 460/2025 del Senasa. Esta norma, vigente desde junio, habilitó por primera vez el ingreso de cortes cárnicos con hueso —como el asado— desde zonas del país donde se vacuna contra la fiebre aftosa.
Para los productores, el riesgo es evidente: décadas de trabajo para consolidar un diferencial sanitario que hoy abre mercados premium podrían verse comprometidas en cuestión de meses. No se trata solo de certificaciones internacionales, sino de empleos, inversiones y confianza construida alrededor de un sello que distingue a la ganadería patagónica en el mundo.
En Chile, la medida ya provocó la suspensión del reconocimiento de la región como libre de aftosa sin vacunación. Y en Europa, donde se concentra buena parte de las exportaciones ovinas, se evalúa una auditoría que podría derivar en restricciones. El temor al cierre de mercados estratégicos crece al mismo ritmo que la incertidumbre entre productores y trabajadores rurales.
La jueza Borruto sostuvo en su resolución que mantener intacta la barrera sanitaria no es solo una cuestión técnica: es también proteger la economía regional, resguardar empleos y garantizar a los consumidores alimentos inocuos y trazables. Por eso consideró que la resolución del Senasa podía generar un “perjuicio grave e inmediato”, al permitir la circulación de carne con hueso desde zonas vacunadas hacia un territorio que, hasta ahora, se presenta ante el mundo como un espacio libre de la enfermedad sin necesidad de inmunización.
Si bien el fallo tiene alcance únicamente en Tierra del Fuego, el impacto político y productivo es mucho más amplio. En Río Negro, por ejemplo, productores esperan la llegada de inspectores chilenos que evaluarán en terreno la solidez de la barrera al sur del río Colorado. Lo que allí se defina puede marcar el rumbo de la relación comercial binacional en los próximos meses.
Por ahora, la medida judicial es temporal y no resuelve de fondo la validez de la resolución de Senasa. Pero en la práctica abrió un compás de espera que permite al sector visibilizar su preocupación y, al mismo tiempo, obliga al Gobierno nacional a explicar cómo piensa equilibrar la búsqueda de integración comercial con la preservación de un activo estratégico: la Patagonia libre de aftosa sin vacunación.
Más allá de tecnicismos sanitarios, lo que late detrás de este debate es una cuestión humana: la seguridad de miles de familias rurales que viven de la ganadería, la estabilidad de mercados que sostienen comunidades enteras y el derecho de los consumidores a mantener la confianza en lo que llega a su mesa.