Temporada frutícola 2025: un arranque complicado y un mercado interno en crisis. audio
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El inicio de la temporada frutícola 2025 en el Alto Valle llega con una combinación de factores que ponen en jaque la rentabilidad del sector. Este medio dialogó con el ingeniero Horacio Bernal, quien analizó el difícil panorama que enfrentan los productores de la región, marcado por un mercado interno deprimido, altos volúmenes de fruta y precios bajos, tanto en el país como en el exterior.
Bernal destacó que la situación que se veía venir hace semanas no ha mostrado señales de mejora, al contrario, el arranque del año fue aún más complicado de lo esperado. “Salimos de un fin de año muy malo, con ventas deprimidas, valores bajos y altos stocks de fruta. Todos sabemos que se ha tirado fruta, lo que significó una pérdida económica importante y difícil para muchos”, expresó.
Un mercado interno colapsado y una exportación que no compensa
Uno de los problemas centrales que afecta a la temporada es el exceso de oferta en el mercado interno, que no encuentra demanda suficiente para absorber la producción. “Desde el valle bombardeamos con volúmenes muy altos de fruta y muchas veces con fruta que no es de buena calidad. Hay que tratar de aprovechar el momento y generar recursos para pagar el personal, pero terminamos enviando más fruta de la que sería razonable”, explicó Bernal.
El otro gran desafío es el mercado externo. Aunque muchos productores han optado por aumentar las exportaciones, los precios internacionales no muestran mejoras significativas respecto a campañas anteriores. A esto se suma un factor clave que impacta directamente en la competitividad del sector: el tipo de cambio. “Para nosotros, el tipo de cambio hoy no sirve”, sentenció Bernal, remarcando que la ecuación económica sigue sin cerrar para los productores.
Los impuestos y la desregulación, dos ejes clave
Consultado sobre qué medidas podrían mejorar la situación de las economías regionales, Bernal fue claro: “Algún programa que tienda a bajar la carga impositiva”. Según el ingeniero, los costos impositivos en el sector son elevados y afectan diferentes áreas productivas: desde el impuesto a los combustibles, pasando por la adquisición de maquinarias, hasta la carga impositiva sobre el trabajo.
En relación con las recientes desregulaciones implementadas por el gobierno, Bernal reconoció que algunas medidas eran necesarias para corregir excesos en la burocracia. “Durante muchos años se ha pecado de regular más allá de lo debido, llegando a situaciones de atropello”, afirmó. Sin embargo, advirtió que la desregulación también puede traer inconvenientes si no se maneja con criterio.
“Pongo dos ejemplos: está bien que cada productor pueda acceder y ordenar el camino de su producción, desde los envases hasta la etiqueta y el galpón. Pero cuando se deja libre algo tan clave como el ‘sello’ o la autorización de cosecha, permitiendo que cualquiera pueda enviar fruta al mercado sin los controles adecuados, terminamos afectando a todo el sector. Un consumidor que coma una manzana que no está bien hecha, con los azúcares que tiene que tener, después no la vuelve a comprar”, explicó.
Un 2025 desafiante para la fruticultura
El escenario para los próximos meses sigue siendo incierto. Con un mercado interno débil, exportaciones que no logran compensar la ecuación y una estructura de costos que sigue asfixiando a los productores, la fruticultura del Alto Valle enfrenta un año desafiante. Mientras tanto, el sector espera medidas que alivien la carga impositiva y equilibren las condiciones del mercado para garantizar la rentabilidad de una actividad clave para la región.