Senasa redefine vacunación contra la aftosa en plena tensión por la barrera sanitaria

El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) aprobó una nueva estrategia de vacunación contra la fiebre aftosa que entrará en vigor en 2026, mientras productores patagónicos advierten los riesgos de flexibilizar la barrera sanitaria.

Qué cambia en la vacunación

La resolución 711/2025 modifica el plan antiaftosa: a partir de la segunda campaña del año entrante, ya no se vacunarán vaquillonas, novillos, novillitos y toritos, lo que representará un ahorro cercano a 14 millones de dosis y unos 22 millones de dólares para el sector.

Por otra parte, los establecimientos de engorde a corral quedarán exceptuados respecto de la primera campaña del año, debiendo aplicar la vacunación solamente en la segunda. Esto permitirá evitar casi 2 millones de dosis más, con un beneficio económico estimado en 3 millones de dólares.

En total, la medida alcanzará una reducción de alrededor de 16 millones de dosis, generando un ahorro para los productores estimado en 25 millones de dólares, sin poner en riesgo, según los técnicos del organismo, la inmunidad por un periodo anual. También se anticipan beneficios secundarios como menor estrés en los animales, menor merma en frigoríficos y mejor manejo sanitario. Además, se incorpora una nueva acta digital de vacunación en el Sistema de Gestión Sanitaria (SIGSA), que estará disponible mediante SIGSA App, lo que agiliza registros y mejora trazabilidad.

La barrera sanitaria: el contrapunto que divide al sur

Mientras tanto, el sur del país vive una fuerte disputa por la llamada barrera sanitaria, esa restricción que históricamente protegió a la Patagonia al no permitir ingreso de carne con hueso del resto del país, regiones con vacunación, hacia zonas libres sin vacunación. En junio pasado Senasa emitió la Resolución 460/2025, autorizando el ingreso de cortes con hueso plano tales como asado, costillar o esternón desde zonas con vacunación al sur del río Colorado, bajo determinadas condiciones sanitarias.

Ese cambio, aunque parcial, generó reacciones inmediatas: autoridades chilenas cerraron sus fronteras a la carne de la Patagonia, aduciendo que se estaba alterando el fundamento del reconocimiento sanitario que permitía importaciones desde esa zona.

Reacción judicial y suspensiones

El conflicto escaló cuando la Justicia Federal de Río Grande, a través de la jueza Mariel Borruto, aceptó un amparo presentado por productores de Tierra del Fuego, lo que derivó en la suspensión temporal (por treinta días) de la aplicación de la resolución 460 respecto al ingreso de carne con hueso.

Este fallo trae varios efectos prácticos: deja en suspenso los flujos comerciales que ya se habían habilitado, genera incertidumbre sobre cómo operará la normativa frente a los controles sanitarios extranjeros, y reaviva el temor de los productores de perder mercados que valoran la condición especial sanitaria de la Patagonia. Finalmente se aclaro que el fallo es para Tierra del Fuego y no para toda la Patagonia.

¿Cómo conviven ambas medidas?

Las modificaciones en el plan de vacunación y el debate sobre la barrera sanitaria conviven en un escenario complejo. Por un lado, el ajuste de Senasa busca eficiencia y reducir costos para el productor sin ceder inmunidad. Por otro, la barrera sanitaria defiende un activo intangible pero estratégico: el estatus sanitario especial de la Patagonia, reconocido internacionalmente.

El riesgo para el sector productivo de las provincias patagónicas: con flexibilizaciones sanitarias, incluso parciales, sean interpretadas como debilitamiento del estándar sanitario, lo cual puede generar respuestas comerciales adversas —como el cierre de mercados externos— y desconfianza entre los consumidores internacionales.

Mirando al futuro

Para que la estrategia del Senasa sea realmente efectiva, productores, gobiernos provinciales y nacionales deberán coordinar: definir condiciones sanitarias muy rigurosas, asegurar transparencia en los controles, y mantener el diálogo con los mercados externos (Chile, Unión Europea, etc.). También será clave el cumplimiento técnico y logístico de las nuevas normas de vacunación, para no poner en riesgo la salud animal ni la reputación de la carne argentina.

En este contexto, la nueva estrategia antiaftosa aparece como un avance técnico, pero su impacto dependerá de cómo se articule con la barrera sanitaria, y de si quienes producen en la Patagonia logran preservar los estándares que les dieron ventajas históricas.

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