Remolacha forrajera: una alternativa estratégica para la ganadería patagónica

Audio: ingeniera Veronica Favere, INTA

En un escenario donde la eficiencia productiva y la sustentabilidad ganadera se vuelven objetivos prioritarios, la remolacha forrajera emerge como una opción innovadora y de alto potencial para los sistemas de producción del Valle Medio y otras zonas patagónicas. Desde el INTA Luis Beltrán, la ingeniera Veronica Favere impulsa la difusión de este cultivo, que ofrece ventajas tanto en el rendimiento por hectárea como en el aporte nutricional al ganado.

Considerada una de las especies forrajeras más productivas en términos de materia seca por unidad de superficie, la remolacha forrajera combina un perfil energético excepcional con una alta palatabilidad. A diferencia de otros cultivos tradicionales, su raíz concentra una elevada cantidad de azúcares solubles y carbohidratos, mientras que las hojas aportan proteínas y minerales esenciales. Este equilibrio convierte al cultivo en una fuente completa y eficiente de alimento para bovinos, ovinos y caprinos, especialmente durante los períodos de escasez de pasturas naturales.

Adaptabilidad y eficiencia productiva

La remolacha forrajera demuestra una gran adaptabilidad a diferentes condiciones edafoclimáticas. Su desarrollo óptimo se da en suelos bien drenados y con buen manejo de la humedad, aunque puede tolerar situaciones más restrictivas en comparación con otros forrajes de ciclo corto. En sistemas con riego complementario, los rendimientos pueden superar las 30 toneladas de materia seca por hectárea, lo que representa un volumen notable frente a alternativas como el maíz o la avena.

Desde el punto de vista agronómico, se trata de un cultivo que demanda una implantación prolija y un control eficiente de malezas en las etapas iniciales, pero su posterior desarrollo es robusto y de fácil manejo. Su incorporación dentro de la rotación contribuye, además, a mejorar la estructura del suelo y la eficiencia en el uso del agua, aportando a la sustentabilidad general del sistema productivo.

Valor nutricional y manejo animal

Uno de los aspectos más destacados del cultivo es su alto valor energético, que puede alcanzar hasta tres megacalorías de energía metabolizable por kilo de materia seca. Este atributo, sumado a la buena digestibilidad de las raíces, permite optimizar las dietas del ganado durante los meses de invierno o en situaciones de escasez de pasto verde.

Sin embargo, su uso requiere un manejo cuidadoso. El paso del pastoreo convencional al consumo de remolacha debe realizarse de manera gradual, para permitir que la flora ruminal se adapte a la nueva dieta y evitar trastornos digestivos. Los técnicos del INTA recomiendan un período de adaptación de entre dos y tres semanas, ajustando la proporción del cultivo en la dieta hasta alcanzar niveles seguros y eficientes.

La remolacha forrajera puede ofrecerse tanto mediante pastoreo directo, utilizando cercos eléctricos para controlar el acceso del ganado, como a través de la cosecha y suministro en fresco o picado. En cualquiera de sus modalidades, se convierte en una herramienta estratégica para mejorar la productividad y reducir costos de suplementación, especialmente en zonas donde los recursos forrajeros son limitados o estacionales.

Innovación y sustentabilidad

Más allá de sus ventajas productivas, la incorporación de la remolacha forrajera forma parte de un cambio más amplio hacia modelos agropecuarios sostenibles. Desde el INTA Luis Beltrán, la experiencia acumulada en la región confirma su potencial no solo como fuente de alimento, sino también como componente de sistemas diversificados y resilientes frente a los desafíos climáticos.

El trabajo técnico y de extensión que lleva adelante el INTA permite transferir conocimientos, ajustar manejos locales y acompañar a los productores interesados en sumar esta alternativa. El objetivo no es solo mejorar el rendimiento, sino también fortalecer la seguridad alimentaria animal y optimizar los recursos naturales disponibles en cada establecimiento.

La remolacha forrajera se consolida, así como una aliada estratégica para la ganadería del sur argentino. Su capacidad para generar volumen, su eficiencia energética y su adaptabilidad a distintas condiciones productivas la posicionan como un cultivo clave para quienes buscan integrar innovación, rentabilidad y sustentabilidad en el manejo forrajero.

La nota a la ingeniera Veronica Favere, disponible en todas nuestras plataformas de audio.

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