Récord bajo cero: el Alto Valle vivió su mañana más fría en más de medio siglo.

El termómetro marcó -13,1°C y rompió la marca histórica de 1970. El INTA confirmó el dato como la temperatura más baja registrada en la región desde que hay registros oficiales.
En la madrugada del lunes 30 de junio de 2025, el Alto Valle de Río Negro fue escenario de un fenómeno climático que quedará en la historia: la temperatura descendió hasta los -13,1°C, marcando un nuevo récord de mínima absoluta para la región.
El dato fue confirmado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que destacó que se trata de la temperatura más baja registrada en el Alto Valle desde el inicio de la serie histórica en 1970. De esta manera, el registro de este lunes superó el anterior récord de -10,5°C del 30 de junio de 1970, y también los -12,9°C del 8 de julio de 2007, que hasta ahora ocupaban un lugar destacado entre los inviernos más crudos.
Frío extremo y memoria climática
Más allá del dato técnico, el impacto de una temperatura tan extrema se sintió en cada rincón de la región. La escarcha cubrió por completo chacras, techos y calles, con postales propias de una helada siberiana. Productores frutícolas y hortícolas amanecieron atentos a los daños que podrían dejar las heladas tan intensas, mientras que vecinos y vecinas compartieron en redes sociales imágenes del hielo y sus estrategias para hacerle frente al frío más extremo en décadas.
En un contexto donde el cambio climático suele asociarse a temperaturas más altas y fenómenos extremos, este tipo de registros también invita a revisar cómo está cambiando la variabilidad climática en el Valle y qué desafíos plantea, sobre todo para el sector agropecuario.
Un récord que habla del presente y del pasado
El nuevo mínimo absoluto no solo pone en perspectiva la crudeza del invierno actual, sino que conecta con la memoria climática de la región. Que este hito haya ocurrido exactamente el mismo día del récord anterior (30 de junio) agrega un dato curioso a la historia meteorológica del Alto Valle.
Desde el INTA destacaron que el monitoreo continuo y riguroso de variables climáticas es clave para anticipar impactos productivos, planificar defensas contra heladas y adaptar tecnologías al nuevo escenario climático.