Hernández: Las empresas se tienen que hacer cargo. Colocaciones de peras, una crisis en el sector frutícola. Audio.

Audio: Sebastián Hernández, presidente de la Federación de productores de fruta de Río Negro y Neuqèn

A medida que el año avanza, la situación del mercado de peras continúa en una caída preocupante que parece no encontrar fondo. En un contexto donde el sector frutícola enfrenta múltiples desafíos, la preocupación entre los productores crece ante una comercialización estancada y un consumo en declive. El panorama no parece mejorar, y los actores involucrados señalan a las empresas comercializadoras como las principales responsables de esta crisis.

Un 30% más de stock que el año pasado

Sebastián Hernández, presidente de la Federación de productores de Fruta de Río Negro y Neuquén, expresó en contacto con este medio que la preocupación entre los productores es profunda debido a un aumento significativo en el stock no vendido. “Estamos preocupados por el stock, que es un 30% mayor que el año pasado para esta época. Las empresas se durmieron en la comercialización”, sentenció Hernández, haciendo alusión a una falla crítica en la gestión de las ventas por parte de las empresas.

Según Hernández, la desaceleración del consumo en la mitad del año con el ingreso a los mercados de otras frutas empeoró la situación, agravando el exceso de oferta y generando un desequilibrio entre producción y demanda. Los productores, que han cumplido con su parte entregando la fruta a tiempo y en condiciones, ven con impotencia cómo sus cosechas no logran ser colocadas en los mercados a tiempo.

La responsabilidad de las empresas

El problema de fondo, según el análisis de Hernández, recae en las empresas comercializadoras, que no lograron adaptarse a un mercado cambiante y fallaron en vender la fruta en tiempo y forma. “No es responsabilidad de los productores. Los productores entregan su fruta a las empresas, y ellos tienen la obligación de venderla y pagarle a los productores lo que corresponde”, aseguró.

Este retraso en la comercialización no solo pone en riesgo la estabilidad financiera de los productores, sino que también genera incertidumbre sobre el futuro del sector. Hernández fue enfático al señalar que las empresas deben asumir la responsabilidad de la situación actual: “Cuando los negocios andan bien y ganan mucho, las empresas lo disfrutan. Ahora tendrán que hacerse cargo de esta situación y liquidar a los productores lo que corresponde”. Para él, es inaceptable que las pérdidas caigan solo en los hombros de los productores, quienes dependen de estas liquidaciones para mantener sus operaciones.

Competitividad y tipo de cambio: otra preocupación

A la problemática de la comercialización interna, se suma otro factor de preocupación: la competitividad internacional. Hernández subrayó la necesidad urgente de tener un dólar libre que permita competir en igualdad de condiciones con otros países productores de pera, muchos de los cuales tienen costos de producción y comercialización más favorables. “Debemos ser competitivos respecto a otras producciones de países que tienen nuestra misma producción”, destacó.

La falta de un tipo de cambio competitivo no solo afecta las exportaciones, sino que también golpea la rentabilidad de las empresas que dependen del mercado internacional para dar salida a la producción excedente. El freno a las exportaciones, junto con la caída del consumo interno, ha generado una tormenta perfecta que amenaza con llevar al sector a una crisis aún más profunda.

Un futuro incierto

El panorama para los productores de peras sigue siendo incierto. Mientras las empresas no logren reaccionar y encontrar una salida al stock acumulado, con una nueva cosecha que se avecina y sin una política clara de competitividad en el mercado internacional, la crisis parece estar lejos de resolverse.

Los productores, representados por figuras como Sebastián Hernández, están dispuestos a llevar adelante gestiones para que las empresas cumplan con sus obligaciones y hacer gestiones ante el gobierno nacional. Pero el tiempo apremia, y cada día que pasa sin solución agrava la situación para un sector que, año tras año, ha sido uno de los motores de la economía frutícola de la región.