El Valle, ante el gran dilema de la exportación
Autora: Ing.Agr. Betina Ernst- topinfo
Desde el inicio, la presente campaña se presentó compleja, ante la fuerte merma productiva.
En la primavera del 2021 hubo heladas y tormentas de granizo muy fuertes que causaron fuertes daños. La fruta más afectada fueron las peras, en especial la Williams, ante una caída en la cantidad de fruta, así como en la calidad de la misma. El daño en las manzanas fue algo menor, aunque también en este caso la disponibilidad de manzanas de calidad es restringida, mientras que el problema sigue siendo el gran volumen de calidades regulares.
Se estima que las pérdidas en las fincas de productores no integrados se ubicaron alrededor del 30% ante la falta de inversiones en protecciones contra estas condiciones climáticas. En las fincas integradas las mermas se ubican en un 15-20%. A los problemas climáticos se suma el abandono de plantaciones, que se registra hace años en el Valle del Rio Negro, ante la falta de rentabilidad de los cultivos de manzanas y peras. En los últimos 10 años la superficie se redujo en 15.000 has y la cantidad de productores se redujo a la mitad. Por lo cual, la cosecha de este año será la más baja de la última década. En los últimos años la misma se ubicó en 1-1,2 millones de toneladas. Con estas mermas, la misma caerá muy por debajo del millón de toneladas.
Normalmente el principal destino de las peras es la exportación en fresco, a la cual se destina la mitad de la producción. En los últimos años 5 años la misma se ubicó en 300-320.000 toneladas. Un 20% va al mercado interno y un 30% se industrializa. En caso de las manzanas, es el mercado interno el cual absorbe más de la mitad de la producción. Un 30% se industrializa y 20% se exporta. En los últimos años la exportación se ubicó alrededor de las 100.000 tons.
Pero la merma productiva, la reducción del porcentaje de fruta de calidad y la falta de rentabilidad, no son los únicos problemas que enfrentan los productores del Valle del Río Negro. A todos esto se les sumó una situación externa sumamente compleja. Por un lado, el transporte se complicó desde el inicio de la pandemia. El flete marítimo duplicó su valor, faltan buques y contenedores y hay mucha demora en la carga y descarga en los puertos. También los costos internos se incrementaron, ante el mayor valor de la energía y de otros insumos. Por ello, el costo de enviar fruta a los mercados externos se incrementó marcadamente, y este mayor valor no es absorbido por los compradores externos, que en general se enfrentan a mercados internos complejos, con caídas del poder adquisitivo e inflación.
Un ingrediente adicional que afecta especialmente a Argentina es el estallido de la guerra en Rusia y Ucrania. Este conflicto no está encontrando una solución rápida, como se había deseado inicialmente, por lo que se prevé que continuará presente durante toda la campaña. Rusia es uno de los principales compradores de la fruta argentina. Según qué fruta, se destina el 10 al 40% de los envíos a este destino. En el 2021, Rusia recibió 71.000 tons de peras y 10.000 tons de manzanas, lo que representó el 23 y 10% de la exportación total. Este año los números son totalmente distintos. Hasta mediados de abril se enviaron a Rusia solo 16.000 tons de peras, cuando en otros años para la misma fecha, habrían sido 40 – 45.000 tons. En caso de manzanas fueron solo 600 tons, en vez de las 2.000 a 3.000 tons de otros años. Por ellos, se registra una caída de las exportaciones del 60-70%.
Pero también a los otros destinos de ultramar se está enviando menos a lo habitual, aunque la diferencia no es tan marcada como en Rusia. A Europa se enviaron 38.000 tons de peras, volumen que supera al 2021, que fue un año de gran producción local; pero es mucho menor a lo habitual en años previos. En caso de Norteamérica la merma en la exportación de peras es del 15%. También de manzanas se ha embarcado mucho menos a Europa y EEUU.
Los problemas logísticos, el incremento de los costos y el conflicto bélico están afectando a todos los países australes. Por lo cual países como Chile, Sudáfrica o Nueva Zelanda están intensificando su búsqueda de mercados alternativos, tendencia que ya se está dando hace un tiempo. Por ejemplo, Asia se ha transformado en el principal destino de las manzanas neozelandesas. Sudáfrica envía sus variedades tradicionales a los otros países africanos. Países como Nigeria, Zambia, Kenia o Senegal se transformaron en grandes compradores de manzanas del sur de África.
Para Chile y Argentina, los países latinoamericanos fueron la nueva meca para sus pomáceas. En ambos casos Latinoamérica es el primer destino de sus peras y manzanas. En el 2021 Argentina destinó el 60% de sus manzanas a esta región. En caso de Chile fue casi el 50%. Los principales compradores son Brasil, Colombia, Ecuador, Perú. Bolivia y Paraguay.
Sin embargo, este año la situación no se muestra tan favorable, ya que los países latinoamericanos están mostrando un interés menor que en el 2021 y 2020. En los 3 primeros meses de campaña los envíos fueron inferiores a los del 2021. Esperemos que a medida que avance la campaña, esto se revierta y al Latinoamérica muestre números positivos al finalizar la campaña.