El invierno no espera: cómo se organizan los pequeños productores ganaderos en la Región Sur. audio

Por Redacción:

El viento helado empezó a soplar antes de lo previsto, como si el invierno hubiese decidido llegar sin aviso al corazón de la Región Sur. Allí donde la vida rural se sostiene entre la resiliencia y el esfuerzo, cada año trae consigo el mismo desafío: garantizar alimento para los animales cuando los campos comienzan a endurecerse y la nieve amenaza con cortar el paso.

En ese contexto, la entrega anticipada de forraje destinada a pequeños productores con hasta 150 cabezas de ganado no es solo una acción logística, sino una medida vital. En zonas donde el clima impone límites severos y las distancias dificultan cualquier maniobra de último momento, prever significa sostener. Significa permitir que quienes viven del pastoreo y del trabajo diario en condiciones exigentes, puedan encarar el invierno con un poco más de oxígeno.

En diálogo con este medio, Juan Carlos Escobar, subsecretario de Ganadería, ovina y Caprina, referente territorial con años de trabajo en la Región Sur, analizó la relevancia de esta estrategia de acompañamiento. Compartió detalles sobre cómo se identifican las prioridades, cómo se coordina con las comisiones de fomento y cómo se construye esa red silenciosa que sostiene a las familias rurales cuando todo se vuelve más difícil.

La entrevista, disponible en nuestras plataformas digitales, ahonda en los aspectos menos visibles de esta realidad: las decisiones que hay que tomar cuando hay poco y se necesita mucho; la geografía que desafía cualquier hoja de ruta; la dignidad de quienes no piden caridad, sino herramientas para seguir produciendo.

En la Región Sur, el frío no es una postal. Es una presencia que cala, que obliga a prepararse, que exige respuestas concretas. Y cuando esas respuestas llegan a tiempo, no solo se evita una pérdida productiva. También se reconoce el valor de quienes, a pesar de todo, eligen quedarse, criar animales, criar hijos, y mantener viva una forma de vida que resiste y persiste.

Escuchar a quienes trabajan cerca del territorio permite dimensionar la magnitud del esfuerzo colectivo y también los desafíos que aún persisten. Porque hablar de alimentación ganadera en la Región Sur no es hablar de números. Es hablar de arraigo, de identidad y de la lucha silenciosa de cientos de familias que, cada invierno, vuelven a apostar por su lugar en el mundo.

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