Caída de ventas de peras: más que una cuestión de bolsillo. Audio. Ing Mariano Winograd.

Audio: ingeniero Mariano Winograd, conultor frutihortícola y presidente de 5 al día

Las peras, emblemáticas de las provincias de Río Negro y Neuquén, están atravesando un momento crítico en el mercado interno. Aunque muchos señalan la pérdida de poder adquisitivo como la principal causa de esta caída en las ventas, la realidad es mucho más compleja. Existen varios factores que, combinados, están generando un panorama preocupante para los productores y distribuidores de este fruto tan característico de la Patagonia.

Según datos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), durante los primeros ocho meses del año, se comercializaron 74.451 toneladas de peras en el mercado local, lo que representa una caída interanual del 24%. Además, si se compara con los últimos cinco años, la baja es del 17%. Lejos de estabilizarse, las ventas de personas continúan en una tendencia descendente que no parece tener freno.

La competencia de otras frutas y la pérdida de poder adquisitivo.

El ingeniero Mariano Winograd,conultor frutihortícola y presidente de 5 al día, en contacto con este medio desde el Mercado Central de Buenos Aires, compartió su experiencia con este medio: “El poder adquisitivo es parte del problema, pero no es lo único. Hoy los consumidores tienen más opciones; frutas como el durazno y la frutilla están en su mejor momento, y eso afecta a la pera. Antes los verduleros llevaban cuatro cajones, ahora se llevan solo dos”.

El problema va más allá de lo económico. Las preferencias de los consumidores han cambiado, y la competencia con otras frutas de temporada ha dejado a la pera en una posición desventajosa. Aunque este fenómeno es particularmente evidente en las grandes ciudades, también se siente en otras regiones del país.

Calidad: una apuesta limitada

A pesar de que algunas empresas frutícolas han apostado por la producción de peras de alta calidad, orientadas a un mercado más exigente, esta estrategia no ha logrado revertir la tendencia general. “Solo un 10% de las empresas están ofreciendo en el mercado peras de excelencia”, comenta Mariano.

Este enfoque en productos de mayor calidad, aunque valioso, no ha conseguido captar suficiente demanda para sostener las ventas en el mercado interno.

Un problema más profundo

La caída en las ventas de peras no es simplemente una cuestión de precios o poder adquisitivo. Se trata de un problema multifacético que involucra cambios en los hábitos de consumo, una mayor competencia con otras frutas y una falta de estrategias claras para reposicionar a la pera entre las preferencias de los argentinos.

Los productores de Río Negro y Neuquén han visto cómo solo el 13% de la cosecha de peras del primer semestre logró ser absorbido por el mercado interno, lo que refleja una desconexión entre la oferta y la demanda. “Nos estamos quedando con las peras en los galpones”, confiesa un productor que prefiere no ser mencionado.

La exportación no es una salida fácil.

Para muchos productores, la exportación ha sido históricamente una solución para aliviar la presión del mercado interno. Sin embargo, en el contexto actual, esta tampoco parece ser la respuesta. Las complicaciones logísticas y arancelarias, sumadas a la fuerte competencia en los mercados internacionales, han hecho que las exportaciones no logren absorber el exceso de producción de manera efectiva.

Un futuro incierto

El futuro para la pera en el mercado argentino es incierto. Los productores enfrentan un panorama complejo, con una demanda interna débil y un contexto de exportación desafiante. Las políticas que incentivan el consumo de frutas en el mercado local, así como estrategias para mejorar su competitividad frente a otras frutas, serán fundamentales en los próximos meses.

Si bien la caída del poder adquisitivo tiene su peso, el problema de las peras va más allá. Requiere soluciones que consideren una visión integral del mercado y del consumo, así como un reposicionamiento de este fruto en la dieta de los argentinos. Los meses que vienen serán decisivos para definir si la pera logrará recuperar su espacio en las góndolas y en las mesas del país.