Ahora Chile dice que es transitoria: incertidumbre y enojo por el freno a las exportaciones de carne patagónicas.

Luego de la polémica resolución del SENASA que flexibilizó la barrera sanitaria, el gobierno chileno suspendió temporalmente la importación de carnes y reproductores desde la Patagonia. Aunque el país vecino afirma que la medida es transitoria, la respuesta llegó tarde y con costos concretos para los productores regionales, que denuncian “engaño, despojo y pérdida de mercados”.

Por redacción.

“No solo se nos ha mentido, también se nos ha despojado”. La frase, cruda y sin eufemismos, pertenece al comunicado emitido por las principales entidades rurales de la Patagonia tras la reciente crisis que sacudió al sector ganadero regional. La raíz del conflicto es una decisión técnica del SENASA, pero su impacto es político, económico y profundamente humano: Chile suspendió el ingreso de carne y reproductores desde la Patagonia, una región que históricamente había logrado destacarse como zona libre de fiebre aftosa sin vacunación.

La Resolución 460/2025, publicada el 27 de junio, habilitó el ingreso de carnes con hueso (como el tradicional asado) desde zonas con vacunación hacia la región patagónica. Esta apertura, resistida por muchos sectores locales, generó un inmediato efecto dominó: el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Chile, mediante una carta oficial al SENASA, anunció la suspensión de las importaciones patagónicas, argumentando que el cambio ponía en riesgo el estatus sanitario regional.

El anuncio encendió todas las alarmas. Para los productores de la región sur, que hace décadas trabajan bajo estrictas normas sanitarias, el cierre chileno representó una pérdida directa de mercados estratégicos, tanto en el corto como en el largo plazo. Las exportaciones a la Unión Europea también quedaron en jaque.

“Medida transitoria”: Chile intenta amortiguar el impacto

Con la presión en aumento, el gobierno chileno salió a aclarar que la suspensión es transitoria, y que se mantendrá hasta que se realice una nueva auditoría técnica que evalúe la situación sanitaria actual de la Patagonia argentina tras el cambio normativo. Solo se autorizó el ingreso de cinco toros que ya estaban en cuarentena antes de la resolución.

Desde SENASA aseguran que se trata de un procedimiento habitual en este tipo de casos y que la relación con Chile sigue abierta al diálogo. Sin embargo, para las entidades rurales la herida ya está abierta.

“No fue una flexibilización, fue una claudicación”

La reacción no tardó en llegar: la Federación de Instituciones Agropecuarias de Santa Cruz, la Federación de Rurales de Chubut, la Sociedad Rural del Neuquén, la Asociación Rural de Tierra del Fuego, la Federación de Sociedades Rurales de Río Negro, y otras entidades del “bloque patagónico”, emitieron un durísimo documento conjunto.

“El Gobierno nacional ha avanzado de forma unilateral, ignorando los reclamos y advertencias de los productores. A cambio de permitir el ingreso de carne con hueso del norte, perdimos nuestro diferencial sanitario, nuestros mercados internacionales y la confianza de nuestros compradores”, afirman en el texto.

Además, se multiplican los recursos judiciales. En Viedma, se presentó un amparo federal que exige la inmediata derogación de la resolución del SENASA, advirtiendo los perjuicios económicos y sanitarios irreversibles.

La Patagonia, entre la presión comercial y la defensa del estatus

Con su identidad productiva atada a la sanidad diferenciada, la Patagonia enfrenta hoy un dilema que va más allá de las aduanas: ¿cómo sostener el prestigio de sus productos si el respaldo oficial cambia las reglas de juego sin consenso? Mientras las exportaciones se frenan y los mercados observan, las respuestas todavía no llegan.

Y aunque ahora Chile diga que la suspensión es transitoria, los productores saben que los mercados —una vez perdidos— no siempre regresan.

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