Se reconfigura el negocio del vino argentino:estrategias frente a la adversidad

Fuente: División vinos banco Superville

En apenas dos meses hubo en Argentina un cambio rotundo de variables y expectativas macroeconómicas cuya consecuencia inmediata para las empresas fue recalcular sus proyecciones de corto y largo plazo, así como revisar presupuestos y decisiones tomadas a principios de año. En función de las estimaciones macroeconómicas que hoy se pueden hacer para lo que queda de 2018 es posible hacer algunas previsiones que deberán ser monitoreadas con suma atención:

Exportación. Un aumento de la facturación de exportación en relación a 2017 del orden del 11% en moneda constante.

Mercado interno de vino embotellado. Una caída importante de la facturación de vinos embotellados al mercado interno que puede estar en línea con la caída del salario real. Es posible que 2018 termine con una facturación real en este rubro inferior al 3% en relación a 2017.

Vinos básicos. Es posible que haya cierto estancamiento o algo de recuperación en la facturación de vinos básicos como una combinación de menores precios reales y algo de aumento de volúmenes según las políticas de precios de su sustituto más cercano: la cerveza. A esto se puede sumar algo de “trade down” desde categorías de precios más elevadas. Una estimación conservadora podría ubicar la facturación en valores similares a los del año anterior y una pesimista por debajo.

Facturación total. Como combinación de estas proyecciones la facturación total podría terminar igual o hasta un 1% por encima de la de 2017, lo cual significaría el primer cambio de signo de los últimos cinco años y consecuencia directa del impacto de la devaluación en las exportaciones de vinos fraccionados.

Rentabilidad. En términos de rentabilidad del sector fraccionador podría haber un aumento pues las bodegas están en presencia de menores costos de abastecimiento de materias primas y una reducción de costos laborales a causa de la inflación.

No es igual para todos. Esta ecuación general para el sector no refleja la realidad de una gran diversidad de empresas de tamaños y modelos de negocios distintos.

La dirección del negocio argentino de vinos. Mezcla de oportunidades y amenazas, las empresas de vino argentino buscaron en los últimos años espacios atractivos para expandirse. Casi todas las bodegas operan en mayor o menor proporción en esos espacios, pues conforma el foco más dinámico que garantiza una adecuada combinación de rentabilidad con un riesgo relativamente menor, sin que esto implique que superen o iguales en competitividad a sus pares internacionales. Y, menos aún, que haya un diferencial garantizado de expansión en los próximos años en un sector a todas luces de mayor rivalidad competitiva y un escenario aún agresivo de contexto macroeconómico. Cuatro fueron los espacios más atractivos o “drivers” que las empresas combinaron de acuerdo a su modelo de negocios: vinos fraccionados de exportación, Malbec, Estados Unidos y regiones dinámicas de producción.