Río Negro inauguró la temporada de riego 2025-2026 en el Alto Valle

El agua como motor productivo y la mirada puesta en las nuevas generaciones

Con la tradicional apertura de compuertas en el Dique Ingeniero Ballester, el Gobierno de Río Negro dio inicio a la temporada de riego 2025-2026. El acto no solo marcó el comienzo de un nuevo ciclo agrícola en el Alto Valle, sino que también volvió a poner en valor al agua como pilar de identidad, desarrollo productivo y arraigo social en la región.

El Ballester, ubicado en Barda del Medio, es la obra de riego más grande de la provincia. Su sistema de canales distribuye agua a lo largo de 130 kilómetros, abasteciendo más de 57.000 hectáreas productivas que sostienen la fruticultura, cultivos de forrajeras y diversos emprendimientos agroecológicos. A partir de este mecanismo dependen miles de familias, cuyo trabajo da vida al perfil agrícola de Río Negro.

Durante la apertura, autoridades provinciales destacaron que el simple hecho de abrir compuertas significa mucho más que liberar agua: simboliza la esperanza de los productores en una temporada fructífera y la continuidad de un sistema que ha marcado la historia del Alto Valle.

Estudiantes de la Escuela Agraria: aprender en terreno

Un aspecto destacado de la jornada fue la presencia de alumnos de la Escuela Agraria Alto Valle Este de Villa Regina, quienes participaron de la ceremonia y pudieron conocer de primera mano cómo funciona la infraestructura que sostiene gran parte de la economía regional.

Su participación refuerza la importancia de que los jóvenes, futuros técnicos y profesionales del agro, se vinculen directamente con los procesos que dan sentido a su formación. El contacto con la realidad productiva les permite comprender el valor estratégico del riego y su rol central en la vida cotidiana de chacras y familias.

El agua como identidad colectiva

El inicio de la temporada de riego no solo garantiza agua para los cultivos: representa un acto colectivo de identidad y continuidad, que conecta el esfuerzo de los productores con la mirada educativa de las nuevas generaciones.

En este cruce entre tradición y futuro, el Alto Valle reafirma que el agua no es solo un recurso: es la base sobre la cual se construyen la producción, el trabajo y la esperanza de toda una región.

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