Vaca Muerta late, pero Añelo se enfría: la advertencia que nadie quiere escuchar

Audio. Raúl Martín, presidente de la Cámara de Empresas, Industria y Servicios de Añelo (CEISA

Mientras Vaca Muerta bate récords de producción, Añelo —la ciudad emblema del desarrollo energético— sigue con apenas doce calles asfaltadas. Raúl Martín, presidente de la cámara empresarial local, advierte sobre el riesgo de que el crecimiento quede concentrado y excluya a las pymes neuquinas. “Deberíamos ser Dubái, pero no tenemos ni luz en los parques industriales”, expresa..

En el sur neuquino, donde el desierto convive con las estructuras metálicas que extraen gas y petróleo del subsuelo, el corazón de Vaca Muerta sigue latiendo con fuerza. Pero en la superficie, el ritmo de ese corazón no logra sostener a quienes apostaron todo por el desarrollo. Las pymes neuquinas, que nacieron al calor del boom energético, hoy enfrentan incertidumbre, desocupación creciente y un modelo que, dicen, las deja afuera.

Raúl Martín, presidente de la Cámara de Empresas, Industria y Servicios de Añelo (CEISA), lo dice con crudeza: “Primero pedimos, después solicitamos. Ahora, lamentablemente, tenemos que exigir”. Su reclamo, respaldado por más de ochenta firmas locales, interpela directamente a las grandes operadoras del sector, a quienes acusan de falta de transparencia en sus planes de inversión y de haber abandonado, en los hechos, la promesa del desarrollo local.

Una ciudad que debía ser faro, pero quedó sin luz

Añelo es un símbolo. Nació como una pequeña localidad rural y fue reconvertida —con velocidad y expectativa— en base operativa de la mayor apuesta energética del país. Pero el crecimiento urbano no acompañó el volumen extractivo.

Martín grafica esa contradicción con una comparación brutal:

“Añelo debería ser una ciudad en expansión, una suerte de Dubái en el desierto neuquino. Y sin embargo, solo tiene doce calles asfaltadas. Generamos energía para todo el país, pero acá no hay luz eléctrica en los parques industriales”.

Esa escena resume de manera dolorosa la distancia entre lo prometido y lo vivido. El desarrollo está, pero pasa de largo.

El silencio que paraliza

Según CEISA, desde noviembre del año pasado la mayoría de las pequeñas empresas locales ya definió su planificación para 2025. Pero las grandes operadoras no comunicaron sus planes de inversión, dejando a las pymes sin herramientas para adaptarse o prepararse.

“La caída de la actividad es real, y la falta de previsibilidad es letal. Sin saber qué van a hacer las operadoras, no podemos contratar, ni formar personal, ni invertir”, afirma Martínez. El reclamo llegó incluso al Centro PyME, autoridad de aplicación de la ley Compre Neuquino, que tampoco logra obtener respuestas concretas.

Competencia desigual y pasivos invisibles

El problema no termina ahí. Las pymes denuncian una creciente contratación de empresas foráneas, que operan con costos laborales más bajos y sin cumplir las exigencias normativas locales. “Es una competencia desleal”, remarca Martín.

“Nosotros trabajamos bajo convenio, en estructuras formales. Ellos vienen con menos controles, salarios más bajos y condiciones más precarias. ¿Cómo competimos así?”

A eso se suma un problema social de fondo: el ingreso de personal temporario de otras provincias que, al quedar sin empleo, termina dependiendo de servicios públicos en Añelo: salud, vivienda, contención social.

La propuesta: segmentar, anticipar, incluir

El reclamo de CEISA no es simplemente crítico. Es también propositivo. Las empresas locales piden que las operadoras segmenten sus planes de inversión, los informen con antelación, y activen programas reales de desarrollo de proveedores.

“Argentina necesita su energía, eso está claro. Pero no podemos seguir esperando que suba el precio del barril o que estalle una guerra para saber si perforamos o no. Hay gas, hay petróleo, hay consumo garantizado. Lo que no hay es previsibilidad”, sostiene.

Un modelo en disputa

Detrás de las cifras, las inversiones y los caños, lo que está en juego en Añelo es algo más profundo: la posibilidad de que el desarrollo sea genuino, equitativo y con raíces en el territorio. Porque si la energía fluye, pero las ciudades se estancan, entonces el proyecto deja de ser virtuoso.

“Añelo no puede ser solo el patio trasero de la energía argentina. Lo que están pidiendo es sentido común: previsión, contratación local y compromiso real. Solo así esta historia podrá tener futuro”.

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