Guayaba feijoa en Río Negro: una apuesta innovadora desde el corazón frutícola del Alto Valle

Por redacción Agrovalle
Marisa Zambrano y Fabio Iogna, productores de Villa Regina, introdujeron la guayaba feijoa en una región históricamente dominada por peras y manzanas. Con visión y constancia, lograron adaptar este cultivo exótico y hoy lo comercializan en el Mercado Central de Buenos Aires. Una experiencia que interpela al futuro de la diversificación productiva en la Patagonia.
En un escenario agrícola donde la producción de peras y manzanas ha moldeado durante décadas la identidad del Alto Valle de Río Negro, una pareja de productores decidió romper con la tradición. Marisa Zambrano y Fabio Iogna, con años de experiencia en fruticultura, apostaron por un cultivo tan inusual como prometedor: la guayaba feijoa (Acca sellowiana), una fruta subtropical originaria del sur de Brasil y del norte de Uruguay que empieza a hacerse un lugar en el mapa productivo del país.
La decisión no fue impulsiva. En un contexto donde la fruticultura tradicional enfrenta márgenes cada vez más estrechos y costos crecientes, la búsqueda de alternativas viables se vuelve una necesidad estratégica. La feijoa, con alto valor nutricional, buena aceptación en mercados especializados y una rusticidad que permite manejarla sin necesidad de agroquímicos complejos, ofrecía una oportunidad concreta. El desafío: adaptarla a las condiciones del Alto Valle, caracterizadas por veranos secos, suelos aluvionales y amplitudes térmicas marcadas.
Lejos de ser una planta frágil, la feijoa demostró un comportamiento notablemente adaptable. Se comporta como un arbusto perenne de bajo requerimiento hídrico, tolerante a diferentes tipos de suelo y con buena respuesta a manejos productivos simples pero precisos. La floración es abundante y las frutas, de forma ovoide y aroma intenso, concentran aceites esenciales, antioxidantes naturales y altos niveles de vitamina C.
El proceso de adaptación implicó observación paciente, pequeños ensayos, trámites en el SENASA y mucho trabajo de campo. Marisa y Fabio no contaron con un protocolo técnico específico: su camino se trazó con una combinación de conocimiento agronómico, vínculo estrecho con la tierra y una lectura aguda de las necesidades del mercado. Hoy, ese camino les permite llevar su producción al Mercado Central de Buenos Aires, donde la fruta encuentra un nicho ávido de novedades y calidad diferenciada.
Además del mercado fresco, la feijoa abre oportunidades para el desarrollo de productos con valor agregado: dulces, licores, fermentados, chutneys y hasta cosmética natural, dado su perfil aromático y propiedades antioxidantes. En un entorno en el que la demanda de alimentos funcionales y naturales va en aumento, esta fruta representa una puerta abierta a nuevas cadenas de valor.
La experiencia de esta pareja del Alto Valle no es solo una anécdota: es una señal. Mientras el sector frutícola busca caminos para sostenerse y reinventarse, los casos como el de Zambrano e Iogna muestran que la innovación puede surgir desde el corazón mismo del territorio, sin romper con su identidad agrícola, pero sí ampliando sus horizontes.
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Escuchá la entrevista completa con Marisa Zambrano y Fabio Iogna y descubrí cómo es producir guayaba feijoa en el Alto Valle rionegrino: una experiencia pionera que ya despierta interés en todo el país.
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