Resistir bajo los frutales: la historia de un productor que no se rinde en el Alto Valle. audio.

Audio: Gustavo Andrenacci, productor frutícola. (Río Negro)

Mientras la poda se transforma en un lujo y los insumos en una amenaza, Gustavo Andrenacci sigue adelante en su chacra, esquivando el abandono que avanza en silencio por el corazón productivo del Alto Valle. En medio de la crisis más profunda que recuerde la fruticultura regional, su testimonio habla del esfuerzo invisible que sostiene a la fruta argentina. Escuchá la entrevista completa y conocé una historia de lucha, tierra y legado.

Las tijeras esperan colgadas, pero el tiempo apremia. La poda, ese ritual técnico y paciente que define la calidad de la fruta, este año se posterga en muchas chacras. No por decisión agronómica, sino por falta de recursos. En el Alto Valle de Río Negro, la crisis frutícola ya no es un diagnóstico: es un hecho que se respira en cada hectárea que no se atiende, en cada trabajador que no se contrata, en cada fruta que no se cosecha.

Gustavo Andrenacci no baja los brazos. Es uno de los tantos productores que eligieron quedarse, a pesar de todo. Su chacra, símbolo de una historia familiar y productiva, hoy es también un termómetro de la emergencia que atraviesa al sector. Allí donde antes se planificaba con visión de futuro, ahora se sobrevive con cálculo de urgencia. Lo urgente reemplazó a lo importante.

Los números no mienten: insumos dolarizados, servicios impagables, créditos inalcanzables. La rentabilidad desapareció, pero el compromiso quedó. Y es ese compromiso el que empuja a Gustavo a seguir recorriendo sus frutales, a repensar cada poda, a ajustar cada gasto sin que se resienta del todo la calidad de su fruta. Pero el margen es mínimo. Y el cansancio, acumulado.

La mano de obra también se volvió una ecuación difícil: los jornaleros no abundan y los costos de contratación son casi imposibles de afrontar sin asistencia. La respuesta del Estado, dicen muchos, llega tarde o directamente no llega. Las cámaras empresariales y las entidades rurales reclaman, pero en el campo, la solución nunca es inmediata. La chacra no espera, y la fruta tampoco.

En este contexto, la voz de Gustavo Andrenacci adquiere un valor especial: no es sólo el relato de un productor, es la radiografía de un modelo que se deshilacha. Detrás de cada decisión hay una historia, un esfuerzo, una familia. Lo que para el mercado es una caja de manzanas, para el productor es un año entero de trabajo, riesgos y fe.

En una región que supo ser orgullo exportador, hoy se multiplican las chacras abandonadas y las parcelas reconvertidas. Pero también existen estos otros casos: los que se quedan, los que pelean, los que creen que todavía vale la pena resistir.

Escuchá la entrevista completa con Gustavo Andrenacci y conocé de primera mano cómo se sobrevive —con esfuerzo, ingenio y dignidad— a la tormenta silenciosa que atraviesa la fruticultura argentina. Disponible en todas nuestras plataformas.

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