El país que se desarma en silencio: quieren cerrar las agencias del INTA y apagar el motor del interior productivo.

Audio: Mónica Felice, médica veterinaria y extensionista del INTA en Villa Regina

Mientras avanza el recorte más brutal al sistema público de apoyo técnico en el agro, cientos de productores quedarían sin respaldo. En Villa Regina, una médica veterinaria del INTA nos guía por el corazón de una agencia que hoy podría desaparecer. No es un ajuste: es desmantelar un país.

En los mapas de poder, Villa Regina apenas es un punto más. Pero en los mapas de la producción, de la vida rural, del esfuerzo cotidiano que sostiene a la Argentina profunda, Regina es un territorio clave. Allí, una pequeña oficina del INTA late como un nodo técnico, humano y estratégico que acompaña a chacareros, crianceros y familias productoras. Allí también, en silencio, se prepara su posible cierre.

La decisión no está confirmada oficialmente, pero ya circula por los pasillos del Gobierno nacional: más de 40 agencias de extensión rural del INTA serían cerradas en todo el país. El motivo, como siempre, es el costo. El impacto, como pocas veces, es inmenso.

Una de esas agencias es la de Villa Regina, en el Alto Valle de Río Negro. Desde allí trabaja Mónica Felice, médica veterinaria y técnica extensionista con una trayectoria forjada en el barro, en las tranqueras abiertas, en el mate compartido con productores que no salen en los diarios pero alimentan a toda la Argentina.

Felice no habla desde la queja, sino desde la experiencia: conoce cada rostro, cada cría, cada dificultad que se presenta en el campo. Sabe que el trabajo de extensión no es una cuestión burocrática, sino presencia real donde el Estado rara vez llega. En un país donde la inequidad territorial marca la diferencia entre producir o abandonar, las agencias del INTA son muchas veces la única política pública viva en parajes y zonas rurales.

La agencia de Villa Regina es solo un ejemplo entre decenas. Pero refleja algo más profundo: la desconexión brutal entre quienes diseñan las políticas desde escritorios y quienes conocen el pulso real del interior. Allí donde muchos ven “gasto”, lo que hay es capital humano, redes de trabajo, innovación aplicada y confianza construida a lo largo de décadas.

Cerrar una agencia del INTA no es solo despedir profesionales. Es quitarle a los pequeños productores su única guía técnica. Es abandonar territorios enteros a la informalidad, al estancamiento o al éxodo. Es, en definitiva, romper un contrato social con las comunidades que aún creen en la producción como forma de vida.

Para escuchar la historia desde adentro y comprender el valor real de una agencia que hoy podría dejar de existir, te invitamos a escuchar la entrevista completa con Mónica Felice, médica veterinaria y extensionista del INTA en Villa Regina. Disponible en nuestro sitio web y plataformas de audio.

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