Entrevista a Facundo Fernández: Clima y Economía, los Desafíos de Producir Fruta en Tiempos de Cambios Drásticos. Audio
Este medio dialogó con el secretario de Fruticultura de Río Negro, Facundo Fernández, quien brindó un panorama detallado sobre los recientes daños climáticos y los desafíos que enfrenta el sector en la región.
En relación a las heladas, Fernández explicó que, aunque se registró una sola, las denominadas “heladas traicioneras” —caracterizadas por no ser de muy baja temperatura pero de larga duración— generaron un impacto significativo en los cultivos. “Estamos hablando de un 25 a 30% de daño en las peras, pero todavía es temprano para hacer una estimación precisa; hay que esperar que los frutos se desarrollen”, comentó.
Por otro lado, las tormentas de granizo también dejaron su huella en la región. En las localidades de Mainqué y Cervantes, los daños fueron localizados, tambien en la zona de Villa Regina el impacto total podría alcanzar un radio de aproximadamente 800 hectáreas.
Un contexto económico complejo
Fernández destacó las dificultades que enfrenta el sector frutícola debido a las condiciones económicas actuales: “Con un dólar anclado y un incremento constante de los costos, somos caros para el mundo, lo que hace que sea complejo exportar”.
Ante este panorama, subrayó la importancia de implementar medidas que fortalezcan la competitividad de los productores locales. En este sentido, el secretario destacó la posibilidad de contar con créditos accesibles para adquirir mallas antigranizo, una herramienta clave para mitigar los daños climáticos. Actualmente, solo el 9% de las áreas cultivadas están protegidas con este tipo de tecnología.
Importación y desafíos del mercado
Consultado sobre el ingreso de fruta de otros países, Fernández señaló que es un fenómeno que ocurrirá inevitablemente. Sin embargo, insistió en que se debe trabajar en políticas que protejan y promuevan a los productores locales frente a la competencia externa.
Finalmente, al referirse a la cantidad de productores primarios de peras y manzanas que aún quedan en el Valle, Fernández estimó que son aproximadamente 850, una cifra que refleja la persistencia de los fruticultores en un contexto marcado por desafíos tanto económicos como generacionales.