Cañones si, cañones no – como cuidar los cultivos
NOTA CON AUDIO: Meteorólogo, Germán Kromer, responsable de la empresa “asesoramiento Meteorológico”.
Audio:
En contacto con Agrovalle, el meteorólogo Kromer, que trabajan junto a Mauro Ademur, en pronósticos de heladas, comenta sobre la utilización de los cañones antigranizo para la protección de cultivos y hace un análisis sobre los posibles resultados al ser utilizados.
Un cañón granífugo es un dispositivo usado en la agricultura con objeto de prevenir la formación de tormentas de granizo que acaben dañando las cosechas.
En Río Colorado (RN) ya hay varios cañones instalados y un grupo de productores en la ciudad de Villa Regina, tomando esta experiencia se encuentra llevando adelante una iniciativa para colocar un conglomerado de estos cañones para proteger sus cultivos teniendo en cuenta el costo de colocar una hectárea de malla antigranizo, versus el costo de un cañón con estas características.
El cañón antigranizo, mediante explosiones de gas acetileno y aire, emite ondas de choque que se desplazan a la velocidad del sonido e interfieren en la cristalización del granizo, dando como resultado una lluvia o granizo blando en lugar de granizo macizo.
A pesar de ser utilizado por los agricultores, la efectividad de este mecanismo es puesta en duda por algunos expertos.
Historia:
A finales del siglo XIX, en Austria, un científico italiano de apellido Combicci emitió la primera hipótesis de que las partículas de humo proyectadas por los Generadores de Ondas Ionizantes podrían servir de núcleo de condensación de nube para formar gotitas. Pero no sólo en ese país existía esa suposición. En varias partes del mundo se dio el auge de los cañones.
Por aquellos días, en Estados Unidos hubo quienes hacían experimentos con los cañones; utilizaban pólvora y nitroglicerina con el fin de modificar el proceso de desarrollo y la formación de partículas de la nube.
Según el científico italiano, la hipótesis era válida. Al llevar a cabo este procedimiento la lluvia aumentaba y disminuía el granizo; aunque la base científica no tiene un fundamento sólido, se sabe que el granizo que se funde en el camino produce lluvia.
Para 1900 se introdujo el cañón que en lugar de pólvora usaba acetileno, sustancia que hasta hoy se sigue usando; se trata de un gas compuesto por Carbono e Hidrógeno un poco más liviano que el aire y que genera una gran y estruendosa explosión, que produce ondas que se creía que llegaban hasta las nubes.
A principios del siglo XX existían alrededor de 60 modelos diferentes de cañones antigranizo, aún cuando su eficacia no estaba confirmada. Su comercialización se volvió toda una industria, incluso, se organizaron congresos y conferencias con fabricantes y científicos en torno a este instrumento. Ahí se trató de mejorar las técnicas implementadas y se discutía si era mejor usar pólvora, glicerina o acetileno.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la idea de los cañones antigranizo vuelve a surgir. En años recientes, en regiones como España, Vermont, Nebraska, y Argentina.(UNAM)