Neuquén amplió su capacidad forrajera con la siembra de 700 hectáreas
Las obras fueron realizadas en cordillera con la intersiembra de mallín y la siembra de alfalfa en los valles irrigados. Esta última se presenta como una alternativa de reconversión productiva.
Mediante el asesoramiento técnico de la Provincia -a través del Centro PyME-ADENEU- se realizó un importante trabajo en torno a la siembra de alfalfa en valles irrigados e intersiembra de mallines en cordillera para aumentar el stock forrajero provincial. Entre 2016 y 2019 se intervinieron 700 hectáreas, en algunos casos, con el servicio que presta Centro PyME-ADENEU con su parque de maquinarias. De esta forma se facilita la disponibilidad de forraje para la producción de carne.
En las áreas de secano, ubicadas principalmente en la zona cordillerana, los mallines representan entre un 3 y 5 por ciento de la superficie de los establecimientos ganaderos neuquinos. A pesar de esto, constituye un inmejorable recurso forrajero ya que su producción por unidad de superficie es 10 a 20 veces mayor que la estepa circundante.
Con la intersiembra de mallín no solo se aumentan los recursos forrajeros sino que además no se genera impacto negativo en el ambiente ya que se utilizan pasturas autóctonas.
Desde el organismo dependiente del Ministerio de Producción e Industria se pone a disposición de los productores la maquinaria, asistencia técnica y recursos de logística durante la siembra.
En el caso de los valles irrigados de Neuquén, ubicados principalmente en Confluencia se trabajó en la implantación de alfalfa, un cultivo que se presenta como una alternativa para reconvertir la producción actual de las chacras.
La alfalfa posee una buena rentabilidad y requiere de una menor intensidad de mano de obra, en comparación a otras actividades productivas. Si bien este cultivo precisa de una cosecha mecanizada, presenta ciertas ventajas como su fácil conservación y una alta demanda que agiliza la comercialización del fardo o rollo de alfalfa.