Promueven la obtención del cashmere en Neuquén

A fin de fomentar el agregado de valor de los productos agropecuarios neuquinos, el ministerio de Producción e Industria instrumenta un plan de incentivo para los productores de esa fibra Premium.

El ministerio de Producción e Industria, a través de la subsecretaría de Producción y el Centro PyME-Adeneu, participa de un plan de incentivo para los productores de cashmere -una de las fibras naturales más apreciadas en el mundo y buscadas por diseñadores y la industria textil-, con el propósito de fomentar el agregado de valor de los productos agropecuarios neuquinos.

Se trata de una fibra suave al tacto, sedosa, ligera y que funciona como efectivo aislante térmico. En el país, la cabra que produce cashmere es la de raza criolla.

Cashmere en Neuquén

En la zona norte de la provincia, existen 1.608 productores caprineros que reúnen aproximadamente 558.227 cabezas, con un promedio aproximado de 347 animales por productor, según datos de 2018 del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). La actividad ganadera mixta constituye la principal fuente de recursos de la población rural asentada en ese punto geográfico y es allí también donde se concentra la mayor cantidad de cabras criollas, cuya principal producción es la carne.

La raza criolla presenta, además, como característica distintiva, vellones de doble capa: una externa, gruesa de largo variable y medulada; otra interna, fina, suave, no medulada, denominada “down” o “cashmere”.

Obtención de la fibra

Una de las formas de obtener el cashmere es a través de la técnica de peinado manual y es en ese momento cuando la cabra desprende su pelo debido al proceso de muda, que ocurre en primavera. Una vez recogida la fibra, se clasifica por grosor y color. De cada animal es posible recolectar, en promedio, unos 120 gramos. A través de esta práctica, el productor busca conseguir una fibra fina y de mayor longitud, dado que cuanto más larga, aumenta la calidad del hilo que se puede obtener de ella.

Hoy, en Chos Malal, se encuentra funcionando una planta provincial de procesamiento de fibras con máquinas semi industriales (Mini Mills), que ha sido concesionada a la empresa textil “Huellas”. El establecimiento recibe la fibra en bruto, que recogen los crianceros de sus hatos, para su conversión en el preciado hilo, que luego se transformará en prendas de alto valor comercial. Actualmente, la hilandería paga 1.000 pesos por kilo de cashmere peinado, teniendo este producto un valor internacional de entre 20 y 25 dólares por la misma unidad.

Promoción de la cadena de valor del cashmere neuquino

A través del ministerio de Producción e Industria, en conjunto con otras instituciones, se promociona la recolección de cashmere mediante distintas estrategias, con el fin de visibilizar esta fibra Premium y fortalecer su cadena de valor.

Es así que desde la subsecretaría de Producción y el Centro PyME-Adeneu se articulan diferentes acciones entre las que se cuentan: el prefinanciamiento para la compra de fibras por la hilandería a los crianceros, la promoción del producto a través de distintos eventos destinados a diseñadores textiles y el público en general, como workshops y desfiles. También el financiamiento y distribución de peines y la organización de capacitaciones a los productores individuales y a comparsas.

Varias de estas acciones son acordadas y articuladas con otras áreas del gobierno provincial como lo son la secretaría de Desarrollo Territorial y Ambiente, además del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Ley Caprina, y también la Corporación de Desarrollo de la Cuenca del Curi Leuvú (Cordecc – Sapem).

En este sentido, es clave la vinculación de todos estos actores con la pyme Huellas para seguir llegando a más productores, difundiendo la importancia y el modo de recolectar esta valiosa fibra natural y preservando esta técnica ancestral.

Desde el inicio de primavera de 2019, se han recolectado 75 kilogramos y se espera seguir sumando más hasta diciembre. En 2018 se pudieron recolectar casi 140 kilogramos, provenientes de 98 familias de las cuales el 98 por ciento eran nuevas en la actividad (no la habían desarrollado nunca). Las mismas fueron de las localidades y parajes Aquihueco, Arroyo Feo, Arroyo Huinganco, Batra Lauquen, Buta Lebul, Butaco Abajo, Cajón del Manzano, Chorriaca, Cancha Huinganco, Colipilli, Cortaderas, Coyuco Abajo, Curaco, El Chacay, El Durazno-Ñorquín, El Huecú, Hulichinco, Huncal, La Bodega, Leuto Caballo, Lluco, Lolonco, Loncopué, Loncovaca, Los Miches, Los Ñires-Loncopué, Riscos Bayos, Mallín del Toro, Molulco, Pichai Hue, Pichaima, Puertas del Curaco, Taquimilan, Tricao Malal, Trocoman, Vilu Mallín y Zanjón Hondo.