El INTA presentó “CEMUBIO”


Estos son destinados al control biológico de plagas clave de la frutihorticultura.
Historia

Luego de una década de investigaciones a campo y en laboratorio, el equipo logró dar un gran salto cualitativo al llevar adelante la primera experiencia de control biológico inundativo en frutales de pepita con esta especie benéfica autóctona. Una experiencia inédita en la Argentina, que se repitió durante tres temporadas. En la última (2017/2018) se logró liberar a campo un millón de estos biocontroladores en manzanos y perales (una cifra cinco veces mayor a la original), gracias a la incorporación de un innovador método de cría.

La historia de esta avispa fue la motivación para gestar, hace dos años, el Centro de Multiplicación de Biocontroladores (CEMUBIO). Al respecto, la Dra. Liliana Cichón, líder del proyecto, explicó: “Constantemente nuestro equipo explora los agroecosistemas locales en busca de especies que tengan potencial de uso. Luego de someterlas a múltiples estudios para determinar su eficacia y potencial, desde el CEMUBIO desarrollamos la metodología para el escalamiento de su multiplicación (es decir, para lograr grandes escalas)”. “Posteriormente se formula un modelo asociativo público-privado que permita la disponibilidad comercial del bioinsumo para el sector productivo”, añadió.

A través de convenios de vinculación tecnológica, el INTA y la Fundación ArgenINTA aportaron los recursos humanos e insumos para desarrollar la tecnología actual, el instrumental óptico de alta complejidad y un servicio para el comando remoto de variables ambientales en los laboratorios.

En tanto, los métodos de cría de insectos fueron adaptados al uso de luces de bajo consumo, y los residuos generados se reciclan para la producción de compost y lombricompuesto junto a la Agencia de Extensión Rural General Roca.








